Con una población de unos 262 millones de habitantes, es Indonesia el cuarto país más poblado del mundo. Sólo en la isla de Java viven 140 millones de personas, en una superficie semejante al 35% de Alemania, de las cuales aproximadamente unas 30 millones viven en la región de la capital, Yakarta.
El archipiélago indonesio se extiende a lo largo de alrededor 7000 kms y posee extensos tesoros naturales. Han sido devastadas y envenenadas vastas regiones para la obtención y explotación de carbón, oro y petróleo. Para el cultivo de aceite de palma ya ha sido talado un 60% de la selva tropical, la cual es imprescindible para el futuro de la humanidad.
Indonesia se ha abierto camino hasta convertirse en la mayor potencia económica en el sudeste asiático dentro de los países del G20.
Empresas internacionales como Pertamina, Wilmar y los grandes bancos como el BRI y el BCA dominan la política del gobierno y la vida social. Enormes cadenas comerciales, rascacielos junto a barrios pobres y un mercado de automóviles en auge sólo al alcance del 20% de la clase media conforman las ciudades.
También empresas alemanas como Adidas producen allí con más de 10.000 mujeres, con sueldos bajos, entre otras en la empresa asociada Panarub.
En 2012, 1300 mujeres pertenecientes al sindicato GSBI fueron despedidas sin preaviso al manifestarse en la huelga para conseguir un salario mínimo estatal. Hasta el día de hoy, Adidas sigue negando una compensación al respecto.
Dependiendo de la región, el salario mínimo varía entre 70 y 150 euros. Una gran parte de la población gana mucho menos que eso, con trabajos temporales o en el sector informal .
Viviendo de pequeños servicios, como vendedores ambulantes, trabajadores de hoteles, empleadas domésticas, agricultores en condiciones pobres y amenazadas por la basura e inundaciones.
Este es el trasfondo de la migración de cientos de miles de mujeres jóvenes al extranjero.
Bildunterschrift: Protesta de las mujeres de Adidas Panarub (PDK)